La figura del Rey parece haberse eregido en la figura definitoria de la confrontación entre el bloque “constitucionalista” y el bloque subversivo. Recientemente, el PNV ha criticado lo único que le faltaba por ser criticado al rey: su silencio. Según la formación nacionalista vasca, el Rey alimentaría la crispación mediante su silencio.
Cuando habla aumenta la crispación mediante su obcecada defensa de la Constitución y la Unidad de España. Así que ahora que no habla, logremos sacarlo a la palestra para que se pronuncie y nosotros lo denunciemos por intromisión en la vida política.