Mientras el inepto Rajoy siga de presidente del gobierno, nada se moverá, todo seguirá igual, no habrá reformas de ninguna clase, los separatistas aumentarán su presión ampliandola y contagiendosela a otras autonomías, y mientras tanto nuestro incompetente presidente de gobierno seguirá leyendo tranquilamente el Marca.
Yo, al igual que muchos millones de españoles no votaré al PP hasta que no se vaya de la politica este personaje. Nuestra única esperanza es Rivera pues es el único con ideas claras y reformadoras, tiene sentido de Estado y voluntad para poner las cosas en su sitio, y apoyo no le faltará, por eso creo que le deberiamos de dar una oportunidad para que erradique le enfermedad separatista y ponga a nuestro pais en el sitio que se merece.
Desde luego, Rajoy hizo muchas cosas mal y dejó de hacer muchas cosas que debería haber hecho pero.... ¿donde estaríamos si durante estos 2 ó 3 últimos años hubieramos estado gobernados por un ZP, un Pedro Sánchez o un Pablo Iglesias? Sánchez nos hubiera dejado como nos dejó ZP, con el desastre económico y el de la 'alianza de las civilizaciones'. Con Iglesias, en media legislatura, estaríamos ahora como están en Venezuela. La incognita es Rivera: habrá que darle una oportunidad pues es nuestra última esperanza para salvar a España del desastre que se avecina
Los españoles cometeríamos un gravisimo error si en las próximas elecciones generales le diéramos otra vez la llave del gobierno de España al PP ó al PSOE, los dos partidos que durante ma´s de 40 años han estimulado y fortalecido el independentismo en el País Vasco y en Cataluña, extendiendose ahora a Valencia, Baleares, Galicia y hasta donde nunca antes lo había habido: Asturias.....
Aquí los únicos culpables de la inmensa y continuada tomadura de pelo de vascos y catalanes son el PP y el PSOE que siempre les dieron todo lo que pidieron y más sin darse cuenta de que cuanto más les dan, más necesitan y más exigen.
Tanto unos como otros deberían tomar ejemplo de Alemania, en donde todos los partidos mayoritarios se alian para evitar abusos de ese tipo. Desgraciadamente, por culpa del cainismo político español, eso no lo veremos nunca aquí.
Aunque no es santo de mi devoción, ultimamente Rajoy casi me está dando pena. Todavía embarrado en el problema catalán, con el Puigdemont de turismo por Bélgica, el otro día se le apareció Joseba Egibar con un lazo amarillo en la solpa y una propuesta de reforma del Estatuto vasco que proclama de facto su derecho a la independencia cuando le venga bien al PNV, que parece que decidió echarse al monte de nuevo, justo ahora que consiguió las mayores cotas de poder de toda su historia, pues manda en el Gobierno, las diputaciones, las grandes alcaldías, y tras conseguir el cuponazo que le regalaron entre el PP, el PSOE y Unidos Podemos, con la única oposición de Ciudadanos, lo cual pone de manifiesto que las prebendas no apaciguan a la bestia nacionalista, sino justamente lo contrario. Es que... no aprendemos....
Y todo eso le pasa al pobre Mariano justo cuando creía que ya tenía tenía a punto el papel y la tinta para imprimir los presupuestos del estado, con el apoyo del PNV y de Ciudadanos. Ahora, pobre Mariano, resulta que el PNV le dice que hasta que no levante el 155 en Cataluña, nada de presupuestos, y Albert Rivera le dice lo mismo mientras no cumpla los compromisos que firmó para conseguir su investidura y, en concreto, mientras no ponga de patitas en la calle a la senadora Pilar Barreiro.
Mientras tanto, el pobre Mariano, ve como sus huestes empiezan a hacer cola para apuntarse al partido de Rivera, que parece el caballo ganador.
Y, al pobre Mariano, no le sirve de mucho consuelo tener medio domesticado a un semi-desahuciado Pedro Sánchez, pues sabe que en cualquier momento le puede salir por peteneras y dedicarse a ponerle palos en las ruedas, más de las que ya le puso como condicionantes para apoyar el 155, que se lo descafeinó....
Y, para rematar, El Pais, El Confidencial y otros medios de prensa se están dedicando a airear que más del 80% de los ciudadanos españoles y el 62% de los propios militantes del PP verían con buenos ojos que él, Mariano Rajoy, se hiciera a un lado, como también así lo defiende Aznar desde su fundación. ¡Pobre Mariano!