Estos empleados muestran un perfil de enfermedades diverso. Esclerosis, fibromialgias, artrosis degenerativa, ictus (y sus secuelas), hernias discales, desplazamientos de cadera o huesos cubiertos por titanio tras haber sido operados en varias ocasiones. Otros tienen una discapacidad psíquica, intelectual o sensorial, cada uno en un grado diferente. Mal está hacerlo a personas que no tienen estos problemas pero esto ya es pasarse de la raya.