Es momento, ahora que la pandemia parece replegar las velas de su flota de conquista, en el que seamos conscientes de algunas de las características de la nueva economía que vivimos, una economía marcada por la disociación del mercado financiero y el mercado real. Es así señores, a nadie le ha podido sorprender que mientras se comenzaban a estimar y publicar el impacto terrible que esta suspensión global de la actividad conómica iba a tener para los principales países desarrollados, la bolsa marcaba máximos históricos en todo el mundo, haciendo de marzo y abril los meses más proficuos para los inversores desde hace mucho, mucho tiempo.
La pandemia está sirviendo, como toda crisis, para que las compaías grandes se hagan aún más grandes gracias al respaldo público, con una vuelta de tuerca al capitalismo de Estado en épocas neoliberales. La concentración del gasto del consumo en servicios más que en bienes tecnológicos de equipo como antaño, ha ayudado en extender este salto entre las dos caras de la economía contemporánea.
La verdadera nota que debemos aprender es la necesidad estructural de que la economía productiva y la financiera vuelvan a conectarse.
Es cierto que los márgenes de beneficio de uno y otros hacen que el mercado financiero parezca que se rige bajo las leyes de otro planeta, pero la realidad es que los mercados suben porque los Bancons Centrales/FED están imprimiendo como locos, bajando los tipos de interés, y haciendo que la inversión en renta fija no funcione. Además, al bajar la prima de riesgo, baja el flujo de costes para las empresas, lo cual hace que la valoración de esas compañías suba.
Si pensamos ahora en el ciudadano, al bajar la rentabilidad de la renta fija, el ahorrador sólo puede invertir en renta variable para obtener una cierta rentabilidad. Y compra bolsa, asumiendo unos riesgos brutales (la bolsa sube...o baja) y jugándose sus ahorros.
Es inmoral no crear mecanismos para salir de este círculo vicioso, pero no dejan de ser leyes elementales de la economía moderna
Lo que sucede es que el liberalismo está colapsando por la falta de respuestas que dar ante los excesos financieros del sistema capitalista. La nueva economía será racial y nacional, ya les digo yo que comenzará con la guerra civil en EEUU y verá un mundo con unas reglas impuestas por China. Otro tipo de opresión, claro, diferente a la persecución del individuo que hacen los valores de hoy en día. Meterse en debates de supuestas ciencias capaces sólo de predecir el pasado, llena de florituras psicotécnicas, es tiempo perdido. Veréis lo que pasará
No entiendo por qué se demoniza tanto la economía financiera si es producto también de los excesos cometidos por estados y gobernantes. Recordemos que si se están imprimiendo billetes es para comprar deuda soberana de los estados, rescatando una posible quiebra de ello. Los enemigos son los buitres de siempre y el hecho que puedan traifcar con incertidumbres y debilidades de, lo que al fin y al cabo, es dinero y recursos públicos de millones de ciudadanos. Dónde está el cuidado con esos elementos?
Parece que siempre es culpa de los ricos, básicamente. Ellos han separado la ecnomía financiera de la real para explotar a los pobres ahorradores que con tanto esfuerzo invierten sus pocos ahorros seducidos por maliciosos agentes bancarios que quieren comprarse un porsche. POrque si no nos ponemos serios, el discurso que queda detrás de todo lo dicho es ese.
Cuando viene una crisis o nos apretamos el cinturón reduciendo gastos o emitimos deuda y " a seguirla". Que el emrcado financiero, como el mercado de futuros, ofrece oportunidades para hacer dinero y que los operadores es lo que quieres: sí. Es cierto que el mercado financiero puede influenciar negativamente en el de la economía real, pero el gran problema sigue siendo el elefantiásico Estado y la dependencia estructural de un sector de la economía que debería operar en un entorno mucho más permisivo y estimulante.
No creo que hablar de un nuevo capitalismo de Estado ayude a ninguna causa. puede que los socialdemócratas se ilusionen y los comunistas recuperen su verdadero terreno de batalla. No hay más que ver cómo Alemania ha tratado la condicionalidad de sus ayudas multimillonarias a grandes empresas: ninguna que priorice el manteniiento de los puestos de trabajo. Lufthansa ha recibido ayuda spor vakor de 9000 millones, a cambio de participaciones para el Estado sí, pero comenzando una campaña de despidos masivosque hasta ahora va por 22000.
Según los reps. d la compañía "sin una reducicón significativa de los costes de personal corremos el riesgo de perder la oportuniad de recomenzar bien tras la crisis". O sea, que lo aprovechan para financiar un modelo menos dependiente de fuerza de trabajo. EL gobierno paga la inversión en modelos empresariales construidos a base de despidos masivos. No sé en ese caso quién financiariza a quien, pero no hay modelo sostenible que conviva con estas realidades tan difíciles de erradicar por ser los grandes actores del sistema los que lo amparan comportándose así.
Esta triple crisis sanitaria, económica y social pone de manifiesto la importancia de los derechos económicos, sociales y culturales.
Por ello hay que evitar que suponga un recorte de derechos o un olvido (o incumplimiento) de los compromisos internacionales con la Carta Universal de los Derechos Humanos.
Las políticas de austeridad suponen un línea roja hasta para la derecha europea, sólo Vox se opuso al IMV y al menos eso es una pequeña victoria. Recordemos que también hemos ratificado un Protocolo facultativo para los derechos económicos sociales y culturales en 2008. Nunca es pronto para pensar en lo esencial, de esta crisis se sale sólo con servicios públicos más robustos e indpendientes