En primer lugar, la supuesta mejora de las pensiones de viudedad llegará, si es que llega, con seis años de retraso.
El El Ministerio de Empleo y Seguridad Social dice que subirá en dos años la base reguladora de la pensión de viudedad de las personas con 65 ó más años con menores ingresos desde el 52% actual hasta el 60%, pero de momento el año que viene solo subirá hasta el 53%, es decir tan solo un ridículo 1% y el resto, dicen, a partir del 2019.
Pero... no todas las viudas (ó viudos) se beneficiarán de esa subida puesto que los pensionistas con derecho a esta pensión deberán tener una edad igual o superior a los 65 años; no tener derecho a otra pensión pública española o extranjera y no percibir ingresos por la realización de un trabajo por cuenta propia o ajena ni rendimientos o rentas que, en cómputo anual, superen el límite de ingresos que esté establecido en cada momento para ser beneficiario de la pensión mínima de viudedad.
Y, además, la mejora de la base reguladora de la pensión de viudedad no será consolidable, de manera que la pérdida de alguno de los requisitos establecidos en la ley motivará que vuelva a aplicarse el porcentaje del 52%. Todo bien amarrado.
Con tantos requisitos necesarios para poder acceder a la mejora de la pensión de viudedad, será complicado sobrevivir a la precariedad hasta el 2019, que es cuando se empezará a cobrar un poquito más y, a lo mejor, con un poco de suerte muchos beneficiarios ya se habrán muerto por causas naturales y otros probablemente se suiciden.