No contemplado el status de Gibraltar en sus relaciones futuras con la UE, la gestión del paso fronterizo entre España y gibraltar ha quedado en el aire y sólo un acuerdo entre Londres y Madrid podría normalizar la gestión de la zona. El fantasma de un bloqueo del tránsito comercial como el experimentado por Inglaterra en su frontera con Francia ante el cierre repentino de esta de su paso fronterizo, sobrevuela las relaciones económicas entre Gibraltar y España. Aparentemente, no debería sorprendernos un acuerdo que mantenga las condiciones actuales de intercambio pero, de no haber acuerdo, cuestiones como la provisión de seguridad social española a ciudadanos gibraltareños está ahora mismo en el aire.
No acabo de entender el interés por abrir la verja. Es más, es una buena oportunidad para cerrar la verja y tirar la llave al mar. Soy consciente de que se conseguiría poco, pero les complicaría la vida de forma extrema a los Gibraltareños. No se trata de poner trabas.
Se trata de no dejar pasar a nadie, en ningún sentido. No veo el interés en hacerlo de otra forma.
¡Qué incompetencia tan grande! Desaprovechan una espléndida oportunidad de acogotar a esos piratas del siglo 21. Les regalan las llaves de oro de España y de rodillas. Salvo que haya intereses ocultos que no conocemos, no hay quien entienda semejante estulticia.
Cuando la ministra Laya anuncia que Gibraltar se convertiría, de no haber acuerdo, en un “territorio tercero” al que habría que “escrupulosamente” aplicar la legislación comunitaria, me pregunto: ¿no debería ser ya así?
Los ingleses tienen la sartén por el mango y harán lo que quieran... no en balde, juegan la baza de la cantidad de españoles que cruzan a diario la verja por trabajo, un problema que ni ellos serán capaces de hacer desaparecer. No sólo por la importancia de los trabajos de los ciudadanos que cruzan la frontera todos los días sino por el contrabando que da de comer a tantos en la zona.