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Un constitucional partido en dos modelará el orden interno del régimen político español
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Un constitucional partido en dos modelará el orden interno del régimen político español
Tras la reapertura del debate sobre la regulación de Ley Mordaza se ha constatado una nueva brecha al interno de un Tribunal COnstitucional que habrá de dirimir conflictos esenciales como las demandas al gobierno por la getsión del Covid19 y el procés.
Como es de sobra conocido, en el Tribunal cohabitan dos corrientes: una conservadora, mayoritaria, y la progresista. Sectores, que recientemente se han debido subir al ring en cuestiones como las manifestaciones durante el estado de alarma o la forma irregular del juramento del cargo de diputado por 29 representantes políticos. ¿Cómo se comportará el Alto Tribunal en el futuro? ¿Conseguirá Sánchez equilibrarlo a su favor?
Como es de sobra conocido, en el Tribunal cohabitan dos corrientes: una conservadora, mayoritaria, y la progresista. Sectores, que recientemente se han debido subir al ring en cuestiones como las manifestaciones durante el estado de alarma o la forma irregular del juramento del cargo de diputado por 29 representantes políticos. ¿Cómo se comportará el Alto Tribunal en el futuro? ¿Conseguirá Sánchez equilibrarlo a su favor?
El país afronta la recomposición del Parlamento más fragmentado de la historia democrática mientras el CIS sitúa a los políticos como primer problema. La toma de posición ya ha llegado a la Justicia y el Constitucional deberá juzgar asuntos sensibles con un tribunal dividido y, aparentemente, irreconciliable.
A la necesidad de grandes acuerdos nos remiten los datos:previsión caída PIB de un 11% (siendo optimista), unaa deuda pública al 122%, un déficit que se incrementará hasta el 10% y una cifra de paro entre el 22% y el 26%. Lo conseguido en algunas comunidades autónomas, como Castilla y León, y ayuntamientos, como el de Madrid, entre partidos de distinto signo para alcanzar un pacto de Estado no parece que vaya a prosperar a nivel nacional .
O se recomponen las instituciones- y ésa es probablemente la mayor batalla a librar por un gobierno que ha pactado con partidos independentistas- o colapsará el sistempa político representativo.
A la necesidad de grandes acuerdos nos remiten los datos:previsión caída PIB de un 11% (siendo optimista), unaa deuda pública al 122%, un déficit que se incrementará hasta el 10% y una cifra de paro entre el 22% y el 26%. Lo conseguido en algunas comunidades autónomas, como Castilla y León, y ayuntamientos, como el de Madrid, entre partidos de distinto signo para alcanzar un pacto de Estado no parece que vaya a prosperar a nivel nacional .
O se recomponen las instituciones- y ésa es probablemente la mayor batalla a librar por un gobierno que ha pactado con partidos independentistas- o colapsará el sistempa político representativo.
Desde el siglo XIX, España ha estadocdividida en dos facciones claramente diferenciadas y antitéticas. La primera prueba de ello materializó en las Guerras Carlistas, en las que, sorprendentemente, la facción más liberal y progresista apoyó a la monarquía borbónica de Isabel II. Por el contrario, la facción más religiosa y tradicionalista, el “carlismo”, apoyó a un candidato que representaba los valores más arcaicos de nuestra nación. La disyuntiva Monarquía o República, los excesos totalitarios de la tan inmerecidamente idealizada 2a República. La guerra civil, el bipartidismo imperfecto y, finalmente, el constitucionalismo frente al secesionismo y cambio de régimen.
Las dos Españas están bien enraizadas en la actualidad política de nuestro país y sus instituciones reguladoras… En la sociedad, en el Tribunal Constitucional, , en el Senado, en el Congreso, en los medios de comunicación. Las faciones de contrarios organizan la vida política. La diferencia estriba en que algunas polarizaciones ponen en peligro el frágil equilibrio de toda democracia desarrollada, que se construye constantemente , entre libertad o coacción regulada. No me atrevo a realizar un pronóstico sobre el bando ganador. Este es otro de nuestras características: la tensión sobre el bando vencedor se mantiene hasta bien enquistado el conflicto, que siempre empiezan seprando familias, el núcleo fundamental de organizazión de la sociedad.
Las dos Españas están bien enraizadas en la actualidad política de nuestro país y sus instituciones reguladoras… En la sociedad, en el Tribunal Constitucional, , en el Senado, en el Congreso, en los medios de comunicación. Las faciones de contrarios organizan la vida política. La diferencia estriba en que algunas polarizaciones ponen en peligro el frágil equilibrio de toda democracia desarrollada, que se construye constantemente , entre libertad o coacción regulada. No me atrevo a realizar un pronóstico sobre el bando ganador. Este es otro de nuestras características: la tensión sobre el bando vencedor se mantiene hasta bien enquistado el conflicto, que siempre empiezan seprando familias, el núcleo fundamental de organizazión de la sociedad.
Veamos, ordenemos las ideas
un poder legislativo puesto patas arriba por el loco fanatismo de las derechas extremas,
un poder judicial ILEGÍTIMO EN TODAS SUS ALTAS INSTANCIAS por rancio y dividido en bandos sectarios enfrentados
unas fuerzas de seguridad con nostalgias franquistas-nazionalcatólicas que, al menor descuido te sacan la porra a tufo antidemocrático;
unos medios de comunicación que, salvo unas cuantas honorables excepciones, están dominados por las élites reaccionarias tradicionales y tradicionalistas en este país y actúan como nidos de víboras utilizando los más sucios y asquerosos métodos para oponerse al progreso, a la justicia y a las libertades que podría traer un gobierno de izquierdas.
Consecuencia final: que estamos IGUAL QUE SIEMPRE EN ESTE DESGRACIADO PAÍS. Como si estuviéramos en el siglo XII, o en el XVI, o en el XIX.
un poder legislativo puesto patas arriba por el loco fanatismo de las derechas extremas,
un poder judicial ILEGÍTIMO EN TODAS SUS ALTAS INSTANCIAS por rancio y dividido en bandos sectarios enfrentados
unas fuerzas de seguridad con nostalgias franquistas-nazionalcatólicas que, al menor descuido te sacan la porra a tufo antidemocrático;
unos medios de comunicación que, salvo unas cuantas honorables excepciones, están dominados por las élites reaccionarias tradicionales y tradicionalistas en este país y actúan como nidos de víboras utilizando los más sucios y asquerosos métodos para oponerse al progreso, a la justicia y a las libertades que podría traer un gobierno de izquierdas.
Consecuencia final: que estamos IGUAL QUE SIEMPRE EN ESTE DESGRACIADO PAÍS. Como si estuviéramos en el siglo XII, o en el XVI, o en el XIX.
El Tribunal Constitucional, en vez de dedicarse a lo suyo, se dedica a actuar en función de la ideología y deudas partidistas de sus miembros. Con esa pose reaccionaria que están asumiendo, pronto conseguirán liquidar lo poco que les queda de autoridad y sólo caerán en el descrédito por su labor de "garante" de la justicia constitucional. Si tuvieran un mínimo de dignidad profesional dimitirían por dignidad institucional, enfrentando a los partidos a su peor pesadilla: ponerse de acuerdo entre diversos. De esta refriega, el TC sólo tiene las de perder
Si ya es cuestionable la existencia de un órgano no electo que tenga primacía sobre el parlamento elegido por todos los españoles, qué decir cuando parte de sus miembros han agotado su mandato y lo siguen ejerciendo sin problema alguno. Lo del sistema de designación de miembros, que permite al PP mantener la mayoría que ni tiene sería para que lo autoexaminara el mismo constitucional, pero nadie se suele tirar piedras en su propio tejado...
Si el Tribunal Constitucional se atreviera a revocar a cualquiera de los 29 diputados por su formalismo en la toma de posesión, las consecuencias serían demoledoras porque invalidaría la amyoría parlamentaria del Gobierno actual así como todas las leyes y disposiciones aprobadas desde el inicio de la Legislatura. Eso sí sería, a todos los efectos, un GOLPE DE ESTADO INStitucional, al estilo de la última década en Latinoamérica. Mucho cuidado con infravalorar esto, porque podría ser la pequeña piedra que acabara con todos los avances conseguidos
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